Todo fue tan absurdo
que la lágrima se detuvo.
Los desnudos árboles
son caricias.
Le pregunto a Dios qué tiene para mí,
no escucho y sigo preguntando.
Me visto del color de las hojas
bailando primavera.
No sé hasta donde se atrapen
mis ganas.
Convenzo a las esperanzas
que se queden.
Vuelvo a preguntar a Dios.
Es oscura la tarde en Nueva York,
unos de prisa, otros con lentitud
se adornan en navidad.
Voy con la lágrima hasta que encuentre
mejor momento para vertirse.
EliViv
15/12/14
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